UN VERDADERO CRISTIANO


Hace algunos años adquirí un libro llamado: "Siete características de un cristiano verdadero"
Era un libro pequeño, tamaño de bolsillo y de unas 4o páginas, pero bien sencillo, que me ayudó muchísimo a emitir un juicio valedero acerca del verdadero cristianismo.
Estamos bastante acostumbrados a no saber, a quedarnos con lo que se nos dice sin cuestionar su validez, a escuchar y recibir todo como una esponja, sin filtrar lo bueno de lo malo o de lo contaminado. Sencillamente me gustó mucho y por eso quiero destacar en pocas palabras estos sencillos principios.
El libro analiza San Juan 3:3

"De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo,
no puede ver el reino de Dios"

La pregunta importante que se plantea es: ¿He nacido de nuevo? Es decir: ¿He experimentado el renuevo del Espíritu Santo, necesario para ser hijo de Dios?
En primer lugar, Jesús no se dirige a cualquier persona, sino a Nicodemo.
Nicodemo tenía cierto conocimiento de Dios, sabía las escrituras (podríamos decir que tenía, leía y estudiaba la Biblia a dierio), llevaba una vida bastante piadosa y además de eso pertenecía a una sinagoga (iglesia). Muchos de nosotros podemos decir que estamos en el mismo estado de Nicodemo, cumplimos esas condiciones básicas, por las cuales pensamos que petenecemos al reino de los hijos de Dios. ¿Pero es esto suficiente?
No podemos decir que esto nos hace hijos de Dios. Veamos qué otras cosas son importantes e indispensables para considerarnos a nosotros mismos cristianos verdaderos.

SABEMOS QUE HEMOS NACIDO DE NUEVO.

La certeza de ser salvos es la primera consecuencia de un nuevo naciemiento. En Efesios 1:13 está escrito: "...habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa..." Es esta obra divina la que El cumple en cada renacido. Inmediatamente recibe el Espíritu Santo. Y entonces :"El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios."
¿Tienes tú este testimonio? ¿Estás seguro de que eres hijo de Dios? Si no es así, estás en gran peligro. A pesar de tu cristianismo, te falta Cristo. Tal vez hace muchos años que estás en la fe cristiana, y a pesar de ello no tienes ninguna seguridad del perdón de tus pecados ni de tu destino eterno. La palabra no nos deja ningún lugar a dudas. Si realmente tienes al Espíritu de Dios en tí, entonces debes estar seguro, porque eso es lo que El hace: darte seguridad.

LA NUEVA VIDA SE MANIFIESTA.

Una persona nacida de nuevo no puede ocultarse. Considera lo que dice Jesús: "Por sus frutos los conoceréis" (Mt.7:16). Y efectivamente así es. Si eres un cristiano de nombre sucederá lo contrario, porque entonces te dará vergüenza hablar de Jesús, te dará miedo. Jesucristo es revelado en la persona renacida a través de sus actos, de toda su vida, porque Cristo mora por su Espíritu en el corazón (Ef 3:17; Jn 14:23).
De qué serviría nuestro cristianismo, si no nos atrevemos a seguir como un acto de fe personal, las palabras de Jesús, y de darlo a conocer al mundo a través de nuestros actos? Todos deseamos hablar de quienes amamos.
Si te da vergüenza que otros conozcan tu cristianismo, o te da vergüenza seguir las pisadas de Cristo, revisa tus prioridades y ve a la Cruz, a entregarte por completo.

EL ESPIRITU DE ORACION

Alguien dijo alguna vez: "La oración es el aliento del alma." Es una expresión de la vida divina. Es la unión indispensable con el Dios vivo. ¿Oras tú? No me refiero a esa oración formal en la mesa, antes de acostarse o al levantarte. Ni siquiera esa oración que hacemos cuando estamos en necesidad o ante un peligro, sino a la oración en comunión con otros. Cuando estás en un grupo o con tu pastor y te animan a hacer una oración, tu respuesta es la que mostrará si tienes espíritu de oración. ¿Prefieres hacerlo a solas en tu hogar? Ten cuidado, puede que tu vida de oración está fallando. Quien tiene espíritu de oración es impulsado por el Espíritu Santo, es El quien ora por ti (Ro 8:26).

HAMBRE DE LA PALABRA DE DIOS

En San Juan 6:48 dice Jesús: "Yo soy el pan de vida". Un hombre que no tiene hambre de la Palabra de Dios, por mucho que pueda o puedan llamarle cristiano, sencillamente no tiene el pan de vida, no tiene a Cristo, no ha nacido de nuevo.
Recuerdo una frase muy argentina que mi madre solía decirnos de niños cuando no queríamos bañarnos: "ayer comiste, hoy también." No es suficiente con el alimento espiritual de un día, cada día necesitamos empaparnos de su Palabra para poder crecer y de esa manera podremos decir que verdaderamente tenemos a Cristo en nuestro corazón.

VENCIENDO LAS TENTACIONES Y LOS PECADOS

La victoria es el magnífico resultado del sacrificio de Jesucristo en la Cruz. Aún cuando un hijo de Dios es tentado y siente su propia debilidad e impotencia, no se detiene en esto, sino que da las gracias por la victoria de Jesucristo, la cual le es dada (Ro 7:25). Pero un renacido no se ha transformado en un hombre fuerte, sino en uno más débil, que siente la presencia del pecado, sin ninguna autoridad sobre él. Pero es allí, donde este hombre renacido no puede, que llega el poder del Altísimo, ese Cristo que "mora en él" (Ro 8:10), la garantía de la victoria cotidiana.
A veces luchamos en contra de la tentación, y es allí donde fallamos, al querer ser fuertes. Sin embargo Pablo sabía que la victoria no era suya sino a través de Jesucristo (1 Co 15:57).

ESPERANDO EL REGRESO DE JESUS CON GOZO Y ANHELO ARDIENTE

Vemos cómo en todos lados los cristianos elevan sus miradas al cielo y exclaman en el Espíritu: "Amén; sí, ven, Señor Jesús" (Ap. 22:20)
Vivimos en una época grandiosa en la cual vemos cumplirse muchas profecías bíblicas. Cada momento esperamos a Jesús. Trescientos pasajes en el Nuevo Testamento hablan de este acontecimiento. ¿Estás esperando al Señor con alegría, o empieza tu corazón a latir con temor al pensar que Jesús puede venir hoy? Entonces también te falta esta última e importante característica.

CONCLUSION

No podemos hacer nada para nacer de nuevo, y sin embargo, sí podemos hacer algo. Parece una contradicción pero no lo es. Cristo es el único responsable de este nuevo nacimiento, pero está en nosotros aceptarlo. Sin embargo, la conversión y el nuevo nacimiento no son la misma cosa, pero una conversión genuina tiene por resultado el nuevo nacimiento.
La dádiva de Dios para el hombre ha sido la semilla para la salvación, es Cristo nuestro Señor. Juan 3:16 dice: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito..."
Recibe ahora a Jesucristo en tu corazón, porque:


"A todos los que le recibieron... les dio potestad de ser hechos hijos de Dios"
(Jn 1:12)


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"7 características de un cristiano verdadero" (fragmento)
Casa editora:
Obra misionera "Llamada de medianoche"

Adquiera el libro y otros materiales en la web de la Fundación .

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