Mi Cristo tiene el aroma
más hermoso de los cielos...
Mi Cristo tiene los ojos
más profundos y más dulces.
¿Qué podría compararse
con su perfecta mirada?
Sólo él sabe cuántas tardes,
perdida entre la ignorancia
cerré la puerta y, paciente
desde afuera me esperaba.
Mi Cristo tiene las manos
más labradas que existieran.
Quién pudiera andar llevando
la cruz que cargó, valiente
mientras su alma decidida
(abrumada de dolores)
por mi vida padeciera.
Mi Cristo tiene el perfume
que embriaga de amor divino.
Cuánto quisiera prenderlo
en mi pecho como emblema;
llevar esa cruz radiante
cubriendo todo mi cuerpo...
Para que todos supieran
que es mi Señor y mi Rey,
que es el amor de mi vida,
que todo lo que me ha dado
aún no puedo contenerlo;
que no llego a darle gracias
porque El es lo más perfecto.
Mi Cristo tiene el aroma
más hermoso de los cielos.
Marita Santini
(Todos los derechos reservados)
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