La palabra justa


reflexiones bíblicasHace instantes, cuando abrí mi sitio de Cross.tv hallé el mensaje de una persona entre mis contactos, cuya amistad había solicitado, que me dejó como regalo una Palabra de Bendición.

Recuerdo que cuando recién había comenzado en el camino del Señor, era común en mí y entre los jóvenes que concurrían conmigo, regalarnos salmos, palabras, consejos, algunos proverbios o promesas bíblicas, sin ningún otro propósito más que bendecir al otro.

Era muy común, y, con el paso del tiempo, fuimos perdiendo esa costumbre.

Tal vez porque al crecer nos parecía que era un poco tonto hacer esto, nos habían dicho que era pecado, le habían puesto un nombre a esa práctica: bibliomancia.
En realidad, lo absurdo y tonto de todo esto es decir que alentar a una persona con una Palabra que proviene del mismo Dios es un arte adivinatorio.
Hay que tener mucho cuidado con eso.
Puede transformarse en una herejía.

Lo cierto y verdadero es que, esta amiga nueva de cross.tv, Liliana, recuperó en mí  con este sencillo mensaje la fe de creer en la Palabra de Dios de una manera diferente.
Vale decir que estaba en un tiempo de mi vida un tanto apagada, consumida por el insomnio, noches en las cuales me estoy acostando demasiado tarde sin motivo aparente, simplemente no me llega el sueño.
El Salmo 3, versículo que esta amiga me dejó como regalo, habla justamente del sueño reparador que el Señor Dios nos da cada noche, del cuidado que tiene sobre nuestras vidas.

Cualquiera puede decir que es bibliomancia, el nombre que le pongan me da lo mismo. Me agrada. Me ayuda. Viene del mismo Espíritu Santo, hablando al espíritu de la persona que lo recibe, si se recibe con amor y con fe, con esperanza y creyendo en la Palabra dada por Dios.

Ojalá sean muchos los que al leer este artículo vuelvan a experimentar la práctica de obsequiarse mutuamente con textos bíblicos. En ocasiones hasta podrían salvar la vida de una persona.
No tengamos miedo a equivocarnos.
Nunca demos palabra de juicio, sino siempre de bendición, y no nos equivocaremos jamás, ya que es una orden del mismo Señor bendecir siempre y no maldecir nunca, ni siquiera a nuestros enemigos.

Muchas gracias Liliana por tu Palabra, ha llegado en el momento oportuno. Sigue siempre motivando esta virtud en otros, que es una hermosa misión que el Señor te ha encomendado.

Un beso y muchas bendiciones para todos.







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